viernes, 21 de marzo de 2014

Os lo puedo asegurar

En el colegio destacaba más de lo que quería. No era la mas bonita del mundo, pero tenía una carita de porcelana que todos los chicos se volvían locos por ella. Ojitos heredados de su madre, grandes como soles. Le costaba horrores hacer amigos. Amigos de los de verdad, sin ningún interés en sus labios. Una vez se enamoró, amor de instituto. Y fue un polvo más y adiós.

Pasaron los años, y creció su belleza. También creció su mundo interior. Cada minuto que pasa se convierte en un ser mas cerrado. Tuvo un amor muy jodido. Era un cabrón, de los que hacen afición. Pasa de rollos de una noche. De conversaciones sin sentido. Escribe mucho y no se lo enseña a nadie. Hay días que desearía ser esa chica normal, dormida entre carpetas y despertadores. De esas que sonríen hasta los domingos.

Cada día se sube al Vitrasa U2,  dirección CUVI. Ipod enchufado, Pereza en vena.  Se peina contra el cristal, poco maquillaje. Es como esas chicas que ves sentadas mirando por la ventana, que ojalá supieras que están pensando. Que no llevan ropa cara, solo vestidos bonitos y colgantes del Zara.

Se sienta entre la última fila y toma apuntes. Baja la mirada cuando ese chico la mira desde otra mesa de la cafetería. Ay si se atreviera.

Le encanta que salga el sol, le da vida. Se va al espigón, aunque sea de noche. Viene su mejor amiga, ella si la hace reír. No necesita que haga nada. Solo abrazarla fuerte.

Quiere soñar, tener alguien que le cuente todos los lunares con los labios. Que le diga que para qué ver las estrellas si ella tiene dos luceros. No es una chica más, os lo puedo asegurar.

Y ayer aún la vi, no os digo más...

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